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Francisca Viveros Barradas, mejor conocida como Paquita la del Barrio, no nació con un micrófono en la mano, pero casi. Originaria de Alto Lucero, Veracruz (México), Paquita empezó su carrera en la música mexicana con más agallas que oportunidades. En los años 70, después de huir de un matrimonio desastroso (con un hombre casado, ¿cómo no?) se estableció en la Ciudad de México y comenzó a cantar en bares y cantinas, donde su inconfundible estilo ranchero y su lengua afilada pronto se hicieron notar.
Su gran éxito llegó con canciones como Rata de dos patas, Cheque en blanco y Tres veces te engañé, donde convirtió el insulto en un arte y el desamor en un negocio redondo. Su voz potente y su interpretación llena de sentimiento la convirtieron en un ícono del regional mexicano, especialmente entre el público femenino que encontraba en sus letras un desahogo catártico.
La industria musical mexicana, dominada en su mayoría por hombres, no supo si espantarse o rendirse ante su presencia. Pero el público lo tuvo claro: la adoraron. Su éxito trascendió las fronteras de México y llegó a Estados Unidos, Centroamérica y Sudamérica, donde sus canciones encontraron eco en cualquier mujer con un corazón roto y un insulto atorado en la garganta.
La diva mexicana del odio elegante,no cantaba canciones, cantaba sentencias contra los hombres infieles, inútiles y malagradecidos. Con su voz inconfundible y frases como “¿Me estás oyendo, inútil?”, convirtió el despecho en un himno feminista antes de que fuera mainstream.
Dueña de temazos como Rata de dos patas, dedicados a esos especímenes masculinos que andan por la vida sinvergüenzando, Paquita no solo repartía insultos con clase, sino que también tenía pleitos con Hacienda. Porque sí, mientras ella perseguía a los hombres deudores emocionales, el SAT la perseguía a ella por deudas fiscales. Al final, salió bien librada, demostrando que ni los impuestos ni los inútiles la podían tumbar.
Más allá de la música, Paquita se convirtió en un fenómeno cultural. Ha sido homenajeada en telenovelas, programas de comedia y hasta ha hecho cameos en series y películas. Su imagen con vestido dorado, su ceño fruncido y su dedo acusador son símbolos reconocibles hasta en generaciones que no crecieron escuchando rancheras.
Incluso artistas internacionales como Gloria Trevi, Thalía y hasta Residente han reconocido su influencia en la música. Y aunque nunca realizó grandes giras mundiales su legado se ha mantenido vivo, con nuevas generaciones descubriendo su lírica llena de verdades incómodas y sarcasmo filoso.
Paquita murió mientras dormía a los 77 años en su casa de Veracruz, el 17 de febrero de 2025, a causa de un infarto al miocardio. Y tal vez es ahora cuando su leyenda se hará más grande, pues es y será la patrona indiscutible de las despechadas, la voz de la venganza lírica y la prueba viviente de que insultar con estilo es un arte.